En los actuales momentos, nuestro país prepara cambios en la política aeroportuaria y aerocomerciales para favorecer a la inversión estatal realizada en el país y que nuestros aeropuertos se conviertan en desarrolladores de actividades promoviendo el turismo, es lamentable lo producido en dos de sus participantes, las empresas Ícaro y Air Cuenca, ambas con diversas motivaciones técnicas – económicas que las afectan y que pudiesen lograr la desaparición del mercado aéreo ecuatoriano.
Esperamos que esto se resuelva en la forma más saludable para las alas ecuatorianas, quienes también observan el cambio de la empresa TAME como empresa pública y su aprobación de la compra de tres aviones de mediana capacidad, para estructurarlas en servicios aéreos que cubran rutas hacia los nuevos y rehabilitados aeropuertos, de acuerdo con el Modelo de Gestión Aeroportuario Nacional creado.
Ahora, Tame ha retornado con sus vuelos al aeropuerto de Manta, operación cancelada anteriormente por no ser rentable y que produjo la liquidación de su personal y el cierre de sus oficinas de ventas e instalaciones en el aeropuerto; y el de Latacunga que arrancaría de inmediato con vuelos de carga esperándose también con pasajeros.
Lo importante es que se sigue sin definir interrogantes surgidos anteriormente y que invito a revisarlos.