Cuando miramos al cielo en una noche estrellada, nos maravillamos con los colores y formas que dibujan las estrellas. Cuando los científicos miran al cielo no se sorprenden por lo que ven, sino por lo que no ven. Más de 400 expertos se reúnen en París esta semana para discutir sobre «El Universo Invisible», una conferencia en la que términos como «energía oscura» o «universos paralelos» no son parte de la ciencia ficción, sino de la investigación física más actual.
Un estudio reciente muestra que en los últimos veinte años se han producido cambios sorprendentemente grandes en los ecosistemas de los fondos oceánicos. Estos cambios están fuertemente correlacionados con cambios producidos en la superficie inducidos por el cambio climático. Nadie está a salvo, ni siquiera quienes habitan a más de 4000 metros de profundidad.
En este artículo, publicado en la revista PNAS, de la Academia Americana de Ciencias, se muestra que el cambio climático producido por la alteración del ciclo global de carbono no sólo afecta a los ecosistemas cercanos a la atmósfera, sino que también tiene un gran impacto en las profundidades oceánicas.
Stephen Hawking ha afirmado que Dios no existe, que la física ha probado su no existencia. Y si no existe, ¿qué nos queda entonces? Para otros físicos no menos habilidosos que Hawking pero con (quizá) menos ambición que éste, aún nos queda el fútbol.
Según extractos que se han hecho publicos sobre su nuevo libro, Stephen Hawking parece haber concluido que la física prueba la no existencia de Dios. ¿Puede la física alcanzar esas conclusiones? No, claro que no, pero comentarios de ese tipo sí que ayudan a vender libros. Este absurdo debate, similar al de la existencia del monstruo de espagueti volador, hace un flaco favor a la física de nuestros días. Los científicos lo tenemos difícil para transmitir correctamente qué es y qué va a hacer el LHC , por ejemplo, y muchas voces temerosas y/o ignorantes se han alzado para alarmar a la población de los “malévolos experimentos” que los físicos hacen a más de cien metros bajo el suelo. Este anuncio de Hawking es lo que nos faltaba para “crucificar” a los que hacemos física y volver a levantar debates vacíos e indeseables.
En 1969, John Rendall y Ace Berg vieron a un león en venta solo e incomodo en una jaula pequeña y decidieron llevárselo a su hogar, lo llamaron Christian, pero el león creció muy rápido y se volvió muy grande para su hogar.
Lo único que les quedaba por hacer era intentar llevarlo a África, lo cual hicieron.
1 año después querían verlo pero les advirtieron que el león ahora era un animal salvaje y que era la cabeza de una familia de leones y que no los recordaría, pero ellos insistieron y fueron.