El Centro Histórico de Quito se cuenta entre los mejor conservados y de mayor extensión de Latinoamérica, atributos que le valieron ser declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1978. En sus calles se encuentran auténticas joyas de la arquitectura del Quito colonial, como las iglesias de la Catedral, San Francisco, la Compañía de Jesús, San Agustín, el Sagrario y Santo Domingo.
Construida a lo largo del siglo XVI y de modesta apariencia, la iglesia de la Catedral posee numerosos tesoros artísticos en su interior, como el coro catedralicio tallado por Manuel de Caspicara, el «príncipe» de la escultura colonial quiteña, además de obras de Manuel de Samaniego, Bernardo Rodríguez, Miguel de Santiago y Bernardo de Legarda. Es el lugar donde descansan los restos del Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y los de algunos presidentes del país.
Erigida en la plaza del mismo nombre, la iglesia de San Francisco es la más vieja de Quito yempezó a construirse a poco tiempo de la fundación de la ciudad. Llamada el «Escorial de losAndes» por su majestuosidad, se destaca en su interior la escultura de la Virgen Alada de Quito, de Bernardo de Legarda.
Levantada en 1573 por la orden religiosa del mismo nombre, la iglesia de San Agustín expone en su interior la vida y el trabajo de este santo a través de óleos del artista Miguel de Santiago, quien dedicó la mayor parte de su vida a esta obra. En reconocimiento a tal esfuerzo, sus restos descansan bajo el piso de la iglesia. A su valor arquitectónico y artístico se debe agregar el histórico: en su Sala Capitular fue firmada el Acta de Independencia del 10 de agosto de 1809.
Considerada la iglesia más importante del Quito colonial, la Compañía de Jesús tomó 163 años en construirse y resistió dos terremotos y un incendio. Su fachada es una obra maestra del barroco americano y su interior deslumbra por su espectacularidad: siete toneladas de pan de oro cubren cada centímetro de sus paredes y tumbado.
Perteneciente a la Catedral, la iglesia del Sagrario fue construida en estilo renacentista italiano entre los siglos XVII y XVIII. Destaca en su interior la mampara, obra maestra de Legarda y una de las expresiones más ricas del barroco quiteño.
Construida por los dominicos en el siglo XVI, la iglesia y monasterio de Santo Domingo constituye una de las edificaciones religiosas más importantes de la ciudad. Se destaca en su interior la capilla del Rosario.
Silvia Beltrán