Tres maneras de diagnosticar intolerancia a la lactosa
diciembre 23rd, 2019
Cuando una persona sospecha de que sufre una intolerancia a la lactosa puede acudir a su médico para realizarse un test de intolerancia a la lactosa. El profesional va a ser quién valore el tipo de prueba que se le va a realizar al paciente, siendo cualquiera de estas igual de válida. No obstante, las dos primeras son las más científicas y por tanto las más exactas.
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1) El test del aliento
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Se conoce también como prueba de la lactosa sin más, por ser el más empleado para el diagnóstico de este problema. Se miden los niveles de hidrógeno en el aliento de una persona. A continuación, se le da a beber un líquido que contiene lactosa y al cabo de un espacio de tiempo se repite la prueba.
Si la persona tiene problemas para digerir la lactosa, los niveles de hidrógeno aumentarán mientras que si lo hace con normalidad continuarán estables. Es una prueba muy sencilla de hacer y el único inconveniente es que si la persona es realmente intolerante puede tener dolores de barriga o diarreas tras beber el líquido.
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2) El test de sangre
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Es muy similar a la anterior, solo que esta vez los valores se comprueban en sangre y lo que se busca es un aumento de la glucosa, ya que al descomponer la lactosa el cuerpo la produce en mayor dosis. Se miden pues los niveles de glucosa antes de tomar lácteos y, tras beber un líquido que contiene lactosa y esperar un corto periodo de tiempo, se realiza una segunda prueba.
Es importante que tanto para el test de sangre como para el test de aliento el paciente acuda en ayunas, ya que si ha comido esto podría alterar los resultados de la prueba.
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3) La dieta sin lactosa
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Esta prueba es la más sencilla y mucha gente se la realiza antes de ir al médico y, por tanto, no hacen ya otras pruebas a mayores. Se trata de evitar por completo el consumo de lactosa durante un mes. Es importante mirar bien todas las etiquetas para que no se consuma por error un alimento que la lleve entre sus ingredientes.
Si la persona mejora de sus síntomas seguramente sea intolerante, pero la prueba de fuego llega cuando se comienzan a introducir los alimentos con lactosa, siempre despacio y de manera gradual, tras el mes de abstinencia. Si el paciente presenta diarreas, cólicos o mal estar de vientre, sufre una intolerancia.
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