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Cambiar las técnicas agrícolas frente al cambio climático

sábado, enero 23rd, 2010

Diversas medidas pueden permitir a la agricultura protegerse de los efectos del calentamiento global e incluso mitigarlo.

Los retos a los que se enfrenta la agricultura frente al incierto futuro que depara el cambio climático son dobles. Por un lado, debe adaptarse para poder seguir produciendo alimentos aunque baje la productividad y haya escasez de agua. Pero también puede convertirse en una herramienta de mitigación del cambio climático.

Cómo afectará el cambio climático a la agricultura

El impacto que se prevé tendrá el cambio climático en la agricultura es variable. En general, el régimen de lluvias cambiará y se espera que la productividad de algunos cereales pueda disminuir en algunas zonas, especialmente en regiones pobres en latitudes bajas. Las pérdidas agrícolas dependerán del tipo de cultivo, de la zona y del aumento de temperatura.

El carbono y otras emisiones derivadas de la agricultura y la gestión del suelo suponen hasta el 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero

Se cree que para el año 2020, en México se perderán 300.000 hectáreas para la producción de maíz, mientras que en los Estados Unidos o en Europa, muchos de los cultivos simplemente se desplazarán hacia el norte. En algunas zonas más frías de Canadá y Rusia es posible que el aumento de la temperatura alargue la temporada de cultivo. Podría ser una mejora si no fuera porque el aumento de la temperatura puede tener otras consecuencias inesperadas, como el aumento de las plagas. Tal como recogía un informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), una plaga que podría empeorar es la de el gusano de las yemas del abeto, muy dañina para los bosques. Y el cambio climático está modificando la distribución de las currucas, las aves depredadoras de estos gusanos, lo que puede empeorar mucho más la plaga.

El futuro es un escenario vago e incierto. Los expertos apuntan a que la agricultura no sólo debería prepararse para eventualidades de diversos tipos (sequías o inundaciones, descenso de la productividad, posible aumento de plagas, alargamiento o acortamiento de la temporada de cosechas…) sino que, además, el uso del suelo debería convertirse también en una forma de mitigación del cambio climático. Al fin y al cabo, la agricultura también supone una parte importante de emisiones de carbono y el suelo puede convertirse (es el tercer depósito de carbono del planeta) en un gran depósito que retenga ese carbono. Se trataría de evitar que el carbono del suelo y de la materia orgánica se pierda (lo que sucede cada vez que se rotura la tierra, se deforesta para cultivar o se descompone los restos vegetales en la superficie del suelo) y, en cambio, retenerlo y usarlo para enriquecer el suelo.

El carbono y otras emisiones derivadas de la agricultura y la gestión del suelo, como el oxido nitroso y el metano, suponen hasta el 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero, que podrían evitarse con otras prácticas agrícolas y de gestión del suelo, tal como defiende un trabajo del Informe del Estado del Mundo 2009 del Worldwatch Institute.

Ideas para combatir los efectos del cambio climático en la agricultura

Una pieza fundamental de ese cambio es evitar los fertilizantes químicos que se aplican en los campos agrícolas. Los fertilizantes liberan oxido nitroso, un gas con una capacidad de calentamiento 300 veces mayor que el dióxido de carbono (CO2). Se ha calculado que a causa de los fertilizantes se liberan cada año una cantidad de oxido nitroso equivalente a 2.000 toneladas de CO2. Una forma de evitar el uso de esos fertilizantes es recurrir a métodos ecológicos (compost, abonos verdes, rotaciones…).

Otra de las estrategias que se propone en el informe del Worldwatch Institute es minimizar el laboreo del suelo, es decir, evitar la roturación que tradicionalmente se hace para preparar la siembra y evitar las malas hierbas, y que tiene como efecto secundario la pérdida de nutrientes del suelo, la alteración de los microorganismos y la consiguiente liberación de CO2. A pequeña escala no parece que se trate de una gran cantidad de CO2, pero hay que tener en cuenta que la superficie agraria mundial es de unos 15.000 millones de hectáreas. Algunos expertos han calculado que si se aplicaran técnicas como éstas en sólo el 10% de la superficie agraria mundial (150 millones de hectáreas) se podrían almacenar 29.000 millones de toneladas de CO2.

Cereales perennes

Una pieza fundamental es evitar los fertilizantes químicos que se aplican en los campos agrícolas

Más llamativos son los esfuerzos que están haciendo para conseguir cultivos con plantas vivaces, que no haya que replantar cada año. Las plantas vivaces se mantienen vivas año tras año, pudiéndose recoger la cosecha cada año sin necesidad de tener que arrancar los matojos del suelo, ni volver a sembrar. Se mantienen sus raíces en el suelo, lo que supone una mejor retención del agua y nutrientes, con lo que se podría evitar el uso de los fertilizantes. Las raíces, además, al ser más profundas que las plantas anuales, captan mejor los nutrientes de las capas inferiores del suelo y compiten con las malas hierbas (por lo que éstas no crecerían tan fácilmente), con el consiguiente ahorro en herbicidas.

Grupos de investigación en la Universidad de Manitoba (EE.UU), en la Universidad Western Australia, en el Land Institute (EE.UU) o en el Instituto de Investigación para Cultivos Alimentarios en Kunmimg (China), por poner algunos ejemplos, están trabajando en programas para obtener variedades de cereales perennes, que no haya que replantar año tras año. Se trabaja con variedades de arroz, mijo, maíz, soja y otras. Lo que intentan es recuperar y adaptar, mediante programas de cruce tradicional, variedades silvestres de cereales, de las que derivan nuestros cultivos actuales.

Los cereales suponen el 80% de los cultivos y son la pieza básica de la alimentación mundial de las personas y el ganado. Aún faltan unos años para poder obtener variedades comerciales pero, de conseguirlo, las mejoras podrían ser notables para la agricultura y, también, para la biodiversidad. Las plantas perennes se convertirían en un ecosistema estable y también retendría considerables cantidades de carbono.

Qué pueden hacer los consumidores

Otras estrategias que se apuntan es sustituir las grandes extensiones agrícolas de cultivo plano y sin árboles por explotaciones que combinen los cultivos vivaces con zonas arboladas intercaladas (de frutales o bosques). Los árboles retienen carbono y nutrientes en el suelo, y ofrecen un hábitat a las especies locales. Es algo que estaba en la base de los cultivos tradicionales, pero que se ha perdido con la agricultura intensiva. Para este tipo de explotaciones en las que se combinan campos y bosques se intenta obtener variedades que no necesiten mucha luz para ser productivas y que permitan cultivar a la sombra. Bien implantadas, permiten evitar la deforestación y recuperar la vegetación en zonas degradadas.

Pero todas estas estrategias no pueden realizarse sin un apoyo de los consumidores y de las administraciones. A los agricultores les debe resultar rentable este tipo de cultivos y los consumidores deben tener opciones para poder escoger entre productos obtenidos de uno u otro tipo de explotación. Por ejemplo, ya hay productos certificados como «respetuosos con las aves» o «cultivados bajo sombra» respaldadas por firmas como Organic o el Rainforest Alliance. Pero aún son productos anecdóticos y queda mucho por hacer.

Hace apenas unos días, el Pacific Northwest National Laboratory (EE.UU) presentaba un trabajo que demostraba la necesidad de imponer cargas fiscales a las emisiones de carbono terrestre producidas por el uso del suelo, y que se producen cuando se deforesta para cultivar.

Los consumidores deben tener opciones para poder escoger entre productos obtenidos de uno u otro tipo de explotación

Para ello, los investigadores han aplicado un modelo informático que permite simular los efectos de la economía en dos mercados virtuales: uno en el que se penalizaba sólo las emisiones de carbono industriales y de combustible fósiles, y otro en el que se penalizaban, además de aquéllas, las emisiones de origen agroforestal. Y el resultado era que ignorar estas emisiones agroforestales llevaba, en un plazo de cien años y a causa de unas presiones económicas muy fuertes, a la pérdida total de los bosques que no estaban siendo gestionados, deforestados para conseguir grandes extensiones de cultivos bioenergéticos, más rentables económicamente.

En cambio, al poner un valor al carbono del suelo se obtenía un incremento de la cubierta forestal, sin verse afectados los otros cultivos, que también crecieron. Para controlar las emisiones de carbono, concluye este estudio, es tan importante prestar atención a las mejoras en las tecnologías energéticas como a las mejoras en las tecnologías agrícolas.

Ser ecológico después de las Navidades

sábado, enero 23rd, 2010

Los residuos generados en estas fiestas se pueden tratar de forma precisa mediante unos sencillos consejos
Las fiestas navideñas ponen a prueba la conciencia ecológica de los consumidores. ¿Qué hacer con la gran cantidad de residuos que se generan en forma de envoltorios de papel o plástico? ¿Y con los regalos que no han gustado o los productos que han sustituido? Seguir unos cuantos consejos puede ayudar a resolver estas preguntas.

Un 40% de la basura doméstica está compuesta de residuos orgánicos. Del 60% restante, la gran mayoría (un 80%) lo constituyen envases. En Navidades, este último porcentaje se incrementa de forma significativa. La recogida de papel y cartón para su posterior reciclaje aumenta un 10% con respecto a la media en diciembre y enero. Los «días punta» de Navidad, Año Nuevo y Reyes.

El reciclado es la última opción de las tres erres del ecologismo. Antes de ello, lo mejor es reducir la cantidad de residuos, y después, reutilizar los productos para alargar su vida. Algunos expertos hablan también del supra-reciclaje, que transforma residuos en objetos de valor. Por ello, para ser ecológicos después de navidades, hay que serlo también antes y durante las mismas. Cuantos menos envoltorios, envases, bolsas de plástico o productos de usar y tirar se utilicen, mejor.

La reutilización de las cajas, el papel de regalo o las tarjetas de felicitación usadas resulta muy útil y ecológico: se pueden aprovechar para envolver otros regalos. Si se le añade algún otro elemento usado, como botones, tela, fotos de revistas o catálogos, etc., la personalización les dará un valor añadido y quedarán más vistosos. El papel usado puede tener otras salidas más originales:

• Para compostaje: el papel triturado es un buen componente para el «vermicompostaje» (con lombrices).
• Como relleno: el papel se puede utilizar para envolver algún objeto delicado, o para enviarlo por correo. Otra opción es usarlo para darle más empaque a un cojín, o un sillón que ha perdido su forma.
• Para hacer máscaras: Un papel usado de colores, harina, agua y un poco de imaginación puede convertirse en una original máscara para los más pequeños de la casa o para lucirla en carnavales.
• De base para camas de animales domésticos pequeños: cortado en pedacitos, las mascotas lo agradecerán.

Regalos y juguetes

En estas fechas se concentran en casa una gran cantidad de regalos y juguetes. Para reducir en lo posible su impacto ambiental, es preferible que sean productos «verdes». Los juguetes ecológicos, además de estar hechos con materiales no contaminantes, conllevan un mensaje educativo para los más pequeños.

Una vez en casa, los nuevos regalos crean distintas situaciones: el nuevo producto puede sustituir a otro que ya no se va a utilizar; se añade a una lista de productos similares que no se utilizan; no ha gustado; o es repetido. Para ello lo mejor es seguir la máxima «inútil para unos, un tesoro para otros». Si ya no hay posibilidad de devolver el regalo, se le puede dar a otra persona que sí pueda encontrarlo interesante. Las modalidades son varias:

• Dejarlo cómo está y dárselo tal cual a un amigo, familiar, etc. Esta acción no significa despreciar a la persona que lo ha regalado, sino preocuparse para que llegue a alguien que sí le va a dar una utilidad y que no acabe almacenado en el trastero o en la basura.
• Hacer una fiesta de intercambio: Quedar varios amigos o familiares con regalos, servir unos bocadillos y bebidas, y realizar el cambio.
• Donar los regalos no deseados a ONG solidarias, ecológicas, a rastrillos solidarios cercanos, a refugios de beneficencia, etc.

El correcto reciclaje de los regalos que no van a usarse es esencial para el medio ambiente. Productos como los eléctricos y electrónicos, las bombillas, o las pilas contienen materiales tóxicos muy contaminantes.

Monsanto en la India: Suicidio masivo de granjeros

martes, abril 14th, 2009

El desarrollo de los cultivos transgénicos provocarán la “peor catástrofe medioambiental jamás sucedida en el mundo”

“Sobre lo que debemos hablar es de seguridad alimentaria que es lo importante, y no de producción”

“Si la gente piensa que de un modo u otro esto va a funcionar porque ellos quieren disponer de una nueva técnica genética ingeniosa, entonces no cuenten conmigo, porque va a ser la mayor catástrofe medioambiental de todos los tiempos”

“No se trata de volver atrás. Se trata de reconocer que estamos junto a la naturaleza, no contra ella. Ya hemos actuado contra la naturaleza durante mucho tiempo”

Estas palabras son parte de una entrevista (13.08.2008) del diario británico The Daily Telegraph al príncipe Carlos de Inglaterra, quien posee una granja orgánica desde hace más de 20 años.

Parecía un exabrupto real, un desliz del heredero de la corona británica, pero no es así. Sus declaraciones las ha reafirmado e incluso ha ido mucho más allá. Contra todo la crítica del gobierno británico que defiende los transgénicos, Carlos sostiene que el endeudamiento resultante del cultivo de transgénicos y la falta de los resultados esperados han llevado a algunos agricultores indios al suicidio. Se refirió al “número horrible de suicidios de pequeños agricultores en la India debidos parcialmente al fracaso de las variedades de cosechas transgénicas”.

La cobertura periodística mundial que tiene el principe de Gales llegó hasta Lima, por eso buscando en Youtube encontré un vídeo donde tratan el tema. Una de las entrevistadas es la científica, filósofa y escritora India, Vandana Shiva, quien aparece como referente en otras producciones por ser una referente en temas de globalización, ecosistema. Vandana Shiva ecibió el Premio Nobel Alternativo en 1993. Aquí un poco de su trabajo:

“Su única salida es el suicidio”
Título del especial de Ash Narain Roy para BBC Mundo desde Neva Dheli. En este reporte de julio del 2007 se preguntan por la causa de los suicidios, el por qué los lleva a tomar medidas tan extremas. Toma de ejemplo el pueblo de Vidarbha “Hace algunos años los campesinos de Vidarbha eran autosuficientes para producir y vender sus productos. Estaban contentos. Antes de 1991, no había suicidios, al menos no a gran escala.Los campesinos no eran muy ricos, pero tampoco estaban atrapados en deudas como hoy. La región es rica en algodón, arroz, soya y naranjas. Hasta 2003, los suicidios se limitaron a los productores de algodón. Hoy es un fenómeno de campesinos en general. Por lo que es evidente que la crisis se ha profundizado. El campo verde de Vidarbha se ha convertido en la zona de los muertos. No son las sequías ni las inundaciones las que han causado esta crisis, a pesar de que la región no recibe suficiente lluvia y sólo el 11% de sus zonas de cultivo cuentan con sistema de riego. Se han registrado suicidios aun cuando hay buena lluvia. Según Vandana Shiva, la activista y ecologista de India más reconocida internacionalmente, “por los cultivos transgénicos, principalmente de algodón, los campesinos han perdido su forma de sustento”. “Estos cultivos necesitan de muchas sustancias químicas, fertilizantes, sistemas de riego y se tienen que comprar constantemente semillas. Esto aumenta mucho el costo de la cosecha, que se acaba perdiendo o vendiéndose a precios que no compensan. Los campesinos van empobreciendo a tal grado que su única salida es el suicidio”, explica Shiva.

En India los campesinos producían mucha más variedad que ahora no sólo maíz, sino también lentejas, plantas leguminosas, semillas oleaginosas y verduras. El monocultivo es una de las principales razones de la baja de productividad e ingresos. El fenómeno, dice Vandana Shiva, “está destruyendo la diversidad. Las siembras de suicidio deben ser sustituidas por las siembras de prosperidad”.

Tragedia de familias desamparadas
Shiva agrega que “la agricultura industrializada es un ecocidio, que está trayendo el desastre del cambio climático. Pero aquí no acaba: hay unas 100.000 viudas y familias desamparadas.” Kamlatai de Yavatmal es una viuda que ha perdido no sólo a su marido, sino también la mayor parte de su tierra. La única manera de pagar las deudas era vender su terruño. Hoy ya no tiene el capital para cultivar y producir. Trabaja en la cosecha de otros. Apenas recibe dinero para sobrevivir.

Sus hijos trabajan en la poca tierra que les sobra. “Ya no pensamos en pedir créditos a bancos. Necesitan muchas formalidades. Además no tenemos suficiente terreno para la garantía bancaria. De todas maneras, el préstamo del banco te llega cuando los campesinos ya acabaron de sembrar”. No puede reparar la casa por falta de dinero. Esta preocupada de cómo va a conseguir la dote para poder casar a su nieta. Recibió unos US$3.500 como compensación a la muerte de su esposo, pero tuvo que pagar la deuda. “No teníamos grandes problemas hasta 1993. Pero las sequías de varios años, las deudas con prestamistas privados y los fracasos de nuestras cosechas arruinaron nuestras vidas”.

Como Kamalatai, miles de viudas y familias desamparadas sufren por el alto costo de la agricultura, cada vez menor producción, falta de créditos y falta de subsidios.

Lo real es que se está patentando organismos vivos luego de una modificación genética. En teoría, con el tiempo podrían patentar a un humano, lo cual es absurdo. En términos económicos, no se puede permitir que una empresa tenga monopolio sobre la cadena alimentaria del mundo. Menos aún podemos permitir que se establezcan en territorio peruano donde nunca practicamos el monocultivo pero sí, el policultivo.

Conclusiòn de la FAO respecto a los Organismos Genèticamente Modificados

martes, abril 14th, 2009

Durante el proceso de elaboración de cualquier tecnología agrícola o alimentaria, hay siempre interrogantes y preocupaciones que han de abordarse en cada etapa, y que comprenden desde el rendimiento del producto y el beneficio económico hasta la inocuidad para los consumidores y la respuesta de la sociedad. Preguntas como «¿por qué se está elaborando el producto en cuestión?», «¿Cuáles son sus aplicaciones?» y «¿Quién decide lo que es útil?» son importantes y deben recibir una respuesta lo más transparente posible.

El examen de los OMG indica que esta tecnología podría afectar a una gran variedad de productos vegetales y animales y tener múltiples consecuencias. También implica que pueden desempeñar otras funciones además de la producción de alimentos en la agricultura. La biotecnología moderna, debidamente desarrollada, puede ofrecer nuevas y amplias posibilidades de contribución a la seguridad alimentaria. Al mismo tiempo, la aceleración del cambio genético posibilitada por la ingeniería genética puede constituir un nuevo tipo de posibles efectos sobre la biosfera.

Sin embargo, no se pueden hacer generalizaciones de gran alcance acerca de los OMG; cada aplicación debe analizarse cuidadosamente caso por caso. El debate puede ser menos polémico y más constructivo si se realizan evaluaciones completas y transparentes de las aplicaciones de los OMG y se reconocen sus consecuencias a corto y largo plazo.

Durante el período relativamente breve de existencia de la ingeniería genética, un detenido estudio del proceso de investigación y comercialización ha demostrado ser beneficioso al haber permitido plantear cuestiones importantes y mejorar nuestra comprensión.

Los ciudadanos están directamente interesados en las novedades tecnológicas, pero existen obstáculos a su participación en la adopción de decisiones que deben ser reconocidos y superados. El público no ha sido debidamente informado acerca de la aplicación de la tecnología genética a la producción de alimentos y las posibles consecuencias para la salud de los consumidores y el medio ambiente. Ante la desconcertante variedad de reclamaciones, réplicas, discrepancias científicas, tergiversaciones de la investigación, etc. que se presenta en los medios de información, el público está perdiendo su fe en los científicos y en los gobiernos.

Los científicos, los gobiernos y la industria agroalimentaria han reconocido la necesidad de informar al público sobre los OMC, pero hay todavía relativamente poca información disponible para que un profano pueda tomar decisiones. Todos los interesados deberían participar en evaluaciones ampliamente difundidas, exactas y objetivas de los beneficios y riesgos asociados con la utilización de tecnologías genéticas. Aun en el caso de que haya acceso a la información, esto no garantiza que los profanos tengan conocimientos y capacitación suficientes para interpretar los documentos técnicos y hacer uso de ellos.

Los expertos tienen la obligación ética de tomar la iniciativa y expresarse en unos términos que el profano pueda comprender. Algunas asociaciones profesionales han reconocido esto y han solicitado que se instruya al público en general sobre tecnologías y principios genéticos.

Es necesario crear más oportunidades para el intercambio de información entre científicos, representantes de empresas, encargados de formular políticas y el público. Para formular leyes, reglamentos y otras normas, se adoptan disposiciones institucionales como la creación de comités asesores; la inclusión de miembros del público en esos comités contribuiría a garantizar que sus perspectivas estuvieran debidamente representadas.

Los foros que permiten a los ciudadanos expresar sus opiniones deben constituir, de manera sistemática parte integrante del análisis de las cuestiones relacionadas con las OMG y de la toma de decisiones al respecto. Es necesario identificar claramente los foros nacionales, regionales e internacionales y aclarar sus funciones respectivas con el fin de disponer de mecanismos eficientes para examinar las cuestiones, llegar a acuerdos pertinentes y establecer instrumentos apropiados para su ejecución.

El derecho a una alimentación apropiada, tal como se entiende hoy, lleva consigo la obligación por parte de los Estados de proteger la autonomía de los individuos y su capacidad para participar en los foros públicos donde se toman decisiones, especialmente cuando otros participantes son más poderosos, vigorosos o combativos. Esta obligación puede comprender la asignación de recursos públicos para conseguir que esos foros se desarrollen en un espíritu de equidad y justicia.

El veneno nuestro de cada día: Glifosato + Monsanto, una combinación mortal.

martes, abril 14th, 2009

Hace pocos años, Monsanto amenazó con éxito a la cadena de televisión FOX para que no transmitiera un video crítico del uso de hormonas producidas por dicha compañía para ser inyectadas en vacas lecheras y los riesgos para la salud humana que ello conllevaba. Los periodistas autores del informe a su vez fueron amenazados por Fox, después trataron de sobornarlos para que se quedaran callados y finalmente fueron despedidos de la cadena televisiva. El caso fue a la corte y un juez dictaminó que la cadena televisiva no tenía ninguna obligación de decir la verdad. Un video en el cual los periodistas explican cómo fueron acallados y Monsanto se salió con la suya, puede ser visto en este enlace:

Sin embargo, ésta no era una práctica nueva de dicha compañía. Según Brian Tokar, autor del artículo “Monsanto, un estudio en arrogancia corporativa” ésta es la historia de avaricia y engaño de dicha corporación: Sus inicios se remontan a principios del siglo XX cuando John Francis Queeny, un químico autodidacta, importó de Alemania a los EE. UU. la tecnología para producir sacarina. La compañía que habría de fundar, “Monsanto”, sería para la década de 1920 una de las principales fabricantes de ácido sulfúrico y de otros productos químicos industriales. Desde 1940, Monsanto ha estado cada década en la lista de las compañías de productos químicos más grandes de los Estados Unidos. Para esa misma época, el negocio principal de Monsanto eran los plásticos y las telas sintéticas.

En 1947 un carguero francés que contenía nitrato de amoniaco, hizo explosión y mató a más de 500 personas, destruyendo también una planta de plásticos de Monsanto. Fue el primer desastre visible en una larga lista de desastres ambientales y humanos asociados con dicha compañía. En 1980 la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. (EPA) dictaminó que los químicos usados por Monsanto en su producción de plásticos ocupaban el quinto lugar en la producción de una mayor cantidad de desechos peligrosos.

Desde 1929 Monsanto se había metido en otro negocio cuyo producto principal los bifenilos policlorinados, conocidos por sus siglas en inglés como PCBs, usados como refrigerantes en transformadores, tendrían que ser prohibidos en los EE. UU. En 1976 Científicos suecos que estudiaban los efectos biológicos del DDT encontraron concentraciones significativas de PCBs en la sangre, pelo y tejido graso de animales silvestres en los años sesentas. Los PCBs eran unos cancerígenos potentes que además causaban desórdenes del sistema inmunológico y reproductivo. El centro mundial para la producción de PCBs se encontraba en la planta de Monsanto localizada en las afueras de East St. Louis, en el estado de Illinois. Según el autor Jonathan Kozol, un autor crítico del sistema educativo en los Estados Unidos, esta ciudad “tiene unos de los niños más enfermos de los Estados Unidos” y la ciudad tiene la tasa más alta de muerte fetal y de nacimientos prematuros del estado, la tercera tasa más alta de muerte infantil y las tasas más altas de asma de los Estados Unidos.

Contaminación por dioxinas
En 1982 un poblado entero tuvo que ser evacuado por órdenes del gobierno a raíz de los altos niveles de contaminación con dioxinas que presentaba: Times Beach, Missouri. La ciudad había empleado a un contratista para que rociara las vías con aceite usado para que no fueran tan polvorientas. El mismo contratista había sido empleado por compañías químicas locales para que limpiara sus tanques contaminados con dioxinas. La asociación de Monsanto con las dioxinas se remonta a la manufactura del herbicida 2,4,5-T, que empezó al final de los años 40 “casi inmediatamente”, dice al autor Meter Sills, “sus trabajadores empezaron a enfermarse con salpullidos de la piel, dolores inexplicables en los miembros del cuerpo, coyunturas y otras partes del cuerpo, debilidad, irritabilidad, nerviosismo y pérdida del deseo sexual” y añade: “memorandos internos mostraban que la compañía sabían que esos hombres en verdad estaban enfermos como afirmaban, pero mantuvo toda la evidencia secreta”. Una explosión en la planta de herbicidas de Monsanto en West Virginia en 1949 atrajo aún más la atención a las quejas presentadas contra la compañía. Sólo hasta 1957 se encontraría que las dioxinas era las responsables de los problemas de salud que se estaban viendo. Esto atrajo de inmediato la atención del ejército, ya que veía la posibilidad de usar dicha substancia como producto para la guerra química. Documentos obtenidos bajo el Acta de Libertad de Información revelaron que desde 1952, Monsanto y el ejército estadounidense habían mantenido una extensa correspondencia de más de 600 hojas sobre el producto secundario del herbicida.

Y el agente naranja
El herbicida denominado “agente naranja” que fue usado por el ejército gringo para defoliar la selva tropical del Vietnam durante los años sesentas se podía obtener de diferentes compañías químicas, pero el agente naranja de Monsanto tenía una concentración más alta de dioxinas que el ofrecido por Dow Chemical, la otra gran empresa fabricante. Esto hizo que Monsanto y otras compañías fueran acusadas por veteranos de la guerra del Vietnam, ya que presentaban un sinnúmero de síntomas debilitantes, atribuidos al agente naranja. En 1984 dichas compañías fueron obligadas a pagar 184 millones de dólares de indemnización, correspondiéndole a Monsanto el 45.5%.

En 1980 Monsanto llevó a cabo “estudios” para tratar de minimizar su responsabilidad, no solamente en el caso del agente naranja, sino en casos repetidos de contaminación de sus propios empleados en su planta de producción de West Virginia. Un caso que duraría tres años y medio que fuera presentado por trabajadores ferrocarrileros tras el descarrilamiento de un tren que los expuso a las dioxinas, revelaría un patrón de manipulación de datos y de realización de experimentos cargados a favor de la compañía en los supuestos estudios. Un funcionario de la EPA concluyó que los estudios habían sido manipulados para apoyar las afirmaciones de Monsanto que los efectos de las dioxinas eran limitados a una enfermedad de la piel.

Los investigadores de Greenpeace, Jed Creer y Kenny Bruno, describieron el resultado:
“De acuerdo con el testimonio del juicio, Monsanto clasificó mal los trabajadores que habían sido expuestos y los que no habían sido expuestos, de manera arbitraria borró varios casos clave de cáncer…e hizo aseveraciones falsas acerca de la contaminación por dioxinas en sus productos”.

El jurado castigó a Monsanto con la suma de 16 millones de dólares y además se reveló que muchos de los productos de Monsanto, desde los herbicidas caseros hasta un germicida usado en el desinfectante Lysol, estaban contaminados con dioxinas. El periódico Toronto Globe informó al respecto: “La evidencia de los ejecutivos de Monsanto en el juicio mostró una cultura corporativa donde las ventas y las ganancias tenían una prioridad mayor que la seguridad de los productos y la de los trabajadores”.

Una revisión posterior del caso por parte de la EPA reveló que Monsanto tenía un record de ofrecer opiniones “científicas” fraudulentas: “Monsanto de hecho ha presentado información falsa a la EPA con lo cual se han debilitados las regulaciones”. También se reveló que las muestras de herbicidas enviados al Departamento de Agricultura habían sido adulteradas para evitar que se regularan de acuerdo a su toxicidad. En resumen, Monsanto encubrió la contaminación con dioxinas en una variedad de sus productos, no informó acerca de la contaminación o presentó información falsa según la cual no había contaminación o mandó muestras al gobierno que habían sido adulteradas para que no presentaran contaminación por dioxinas.

Aparece el glifosato
A finales de los años noventas, herbicidas como el infame “Roundup” o glifosato representaban una sexta parte de las ventas anuales de Monsanto y la mitad del ingreso operacional de la compañía. Monsanto promovía agresivamente el glifosato aseverando que era seguro y que era un herbicida de uso general para ser usado en todas partes, desde prados hasta huertas. Sin embargo la Coalición Noroeste de Alternativas a los Pesticidas, basada en el estado de Oregon, revisó más de cuarenta estudios científicos acerca de los efectos del glifosato y de las polioxietileno-aminas usadas como surfactantes en el glifosato y concluyó que el herbicida es mucho menos benigno que lo que sugieren las propagandas de Monsanto:

“Los síntomas de envenenamiento agudo después de la ingestión de Roundup incluyen dolor gastrointestinal, vómito, hinchazón de los pulmones, pulmonía, embotamiento de la conciencia y destrucción de los glóbulos rojos, en trabajadores que estaban mezclando, empacando o aplicando glifosato”.

Una serie de intentos de suicidio en Japón durante los años ochentas con Roundup reveló que seis onzas del mismo eran suficientes para matar a un ser humano. El herbicida es 100 veces más tóxico para los peces que para las personas, es tóxico para las lombrices de tierra, la bacteria del suelo y demás vida silvestre, además de los efectos negativos que producen al defoliar los bosques.

Un estudio de 1993 de la Universidad de California en Berkeley encontró que el glifosato es la causa más común de enfermedades causadas por pesticidas entre los trabajadores que proveen servicios de mantenimiento en California y la tercera causa más común entre los trabajadores agrícolas. Un estudio llevado a cabo en Vermont en 1996 demostró además que ocasiona daños a los pulmones, pálpitos cardiacos, náusea, problemas reproductivos, aberraciones cromosómicas y muchos efectos más. Lo que es más en 1997, después de cinco años de quejas por parte del Fiscal general de New York de que sus propagandas eran engañosas, Monsanto se vio obligada a cambiarlas y a borrar sus afirmaciones de que el herbicida era “biodegradable” y que era “seguro para el medio ambiente”, además tuvieron que pagar 50 mil dólares por los gastos legales del caso.

En marzo de 1998, Monsanto acordó pagar una multa de 225 mil dólares por poner etiquetas que no correspondían en sus recipientes en 75 ocasiones. Según el Wall Street Journal, Monsanto distribuyó barriles del herbicida con etiquetas que decían que se debía restringir la entrada al área tratada por sólo 4 horas en vez de las 12 horas requeridas. Éste fue tan sólo un caso más de los muchos en que ha estado involucrada Monsanto. En 1986, debieron pagar 108 millones de dólares por la muerte de leucemia de un trabajador y en 1986 pagaron 648 mil dólares por no reportar datos de salud a la EPA y la lista sigue de manera interminable: multas por un millón de dólares en Massachussets, por 39 millones en Texas, etc. (Ver: http://www.saynotogmos.org/monsanto_1.htm)

El pesticida más usado en el mundo
Para el año 2005 el glifosato era el pesticida agrícola más usado en el mundo y el segundo pesticida residencial más aplicado en los EE. UU. Un estudió reveló el mismo año que los elementos “inertes” presentes en el herbicida eran más tóxicos que el mismo ingrediente activo por su cuenta. El glifosato resultó ser tóxico para las células de la placenta humana a pocas horas de exposición al mismo y a un nivel 10 veces más bajo que el usado en la agricultura. Este estudio, llevado a cabo por “Environmental Health Perspectives” reportó que las hormonas sexuales también eran afectadas incluso a niveles muy bajos de concentración. El mismo sugería que los otros ingredientes presentes en el glifosato facilitaban los impactos hormonales.

El Roundup producido por Monsanto es una mezcla de glifosato y otros productos químicos catalogados como “inertes”, diseñados para facilitar la penetración del herbicida en su blanco y lograr así su efecto tóxico. Ya que los elementos “inertes” no aparecen como “ingredientes activos” la EPA no evalúa sus impactos de salud o ambientales, a pesar de que más de 300 productos químicos en la lista de ingredientes inertes en pesticidas están o fueron registrados en algún momento como ingredientes activos de un pesticida, y esos ingredientes, por volumen, ocupan más de un 50% del producto.

La evidencia presentada en estudios recientes ha conectado al glifosato con daños en el sistema reproductivo, incluidos daños en el ADN en ratones y cromosomas anormales en sangre humana. Estudios epidemiológicos han ligado la exposición al herbicida con un aumento en el riesgo de tener linfoma de non-Hodgkin y estudios de laboratorio se han empezado a centrar en el mecanismo por medio del cual este producto químico actúa en la división celular para causar cáncer. Un estudio canadiense vinculó la exposición al glifosato con un aumento de abortos espontáneos en los tres meses anteriores al parto.

En resumen, una compañía para la que las ganancias están por encima de la salud humana y que ha usado falsa propaganda para vender sus productos y que además ha sido castigada monetariamente por perjudicar la salud de sus trabajadores, tiene en el mercado el pesticida/herbicida más usado en el mundo, el cual está siendo aplicado indiscriminadamente en Colombia, a pesar de los riesgos de salud y contra el medio ambiente que su uso implica. De la misma manera que ocultaron los efectos nocivos de las dioxinas, o del agente naranja, ahora ocultan los efectos tóxicos de un producto que se vende como si fuera benigno para el medio ambiente y para los seres humanos, cuando en verdad no lo es. Obviamente, nada de esto podría pasar sin la complicidad de los gobiernos que parecen ser sus socios en un crimen contra la humanidad y contra el medio ambiente.

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