junio 7, 2011

 

LA MAYOR PARTE DE LOS ACTOS DE NUESTRAS VIDAS SE RIGEN POR EL

 INCONSCIENTE

El poder que tienen nuestros pensamientos es infinito, la confianza en sí mismo y el entusiasmo hacen que el cerebro se favorezca y si a esto le sumamos la palabra, se obtiene un extraordinario poder que interactúa con el organismo.  El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que actúa con el cuerpo, logrando cambios profundos.

Científicamente se ha demostrado que un minuto de pensamientos negativos, desánimo, ira o preocupación, deja una secuela de 6 horas de distrés, alterando el sistema inmunitario, manteniendo una sensación de ahogo permanente y lesionando neuronas cerebrales de la memoria y aprendizaje. Lo cierto es que esto afecta la capacidad intelectual, el funcionamiento del cerebro y la constelación hormonal.

Lo interesante es que éste maravilloso laboratorio que es nuestro cuerpo, tiene en sus manos un valioso recurso para combatir lo antes dicho; y es la respiración abdominal, que por sí sola puede producir cambios de restauración en el cerebro, tranquilizando nuestro estado mental gracias a  la serotonina y a la endorfina.

La palabra es energía y poder y si nos proponemos, podemos ser escultores de nuestras vidas, tal y como lo dijo Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina, en 1906.  Resulta sencillo porque al hablar se activan los núcleos amigdalinos y es el momento preciso en que se producen cualquiera de los procesos expuestos, sean éstos negativos o positivos.

Lo recomendable es honrar  lo que se dice respetando la palabra, cambiando el hábito de pensar y hacerlo siempre en positivo, por eso lo que el corazón quiere sentir, la mente lo acaba mostrando. Entrenemos la mente.

Tomado de un mail recibido.-

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