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marzo 30, 2009

Lector de doble capa. Intacto. Completo. 80 Gb de capacidad. Creado de acuerdo a la más high tecnología de la vida.

Se proyecta.  A veces es repetitivo, voluble, pero se espera que guarde fidelidad absoluta,  aunque nunca presentará una  versión black and white.

 

Is my life.

 

Afuera la puerta permanece close.  La función no resulta apta para ningún público. The people se exaspera ante la cansina espera de saber, de husmear, de indagar, de ver los videos.

Pero el blue raid es exacto.  Funciona sólo for me.

 

 

He usado 20 Gb  en el barrio, en las streets del ayer, del hoy y del forever.  Y yo, escondida bajo la window del tercer piso, mirando lo que creía era el world, recorro los pasillos y termino saltando sobre la rayuela del cat, en los corredores de la crujiente old house.

 

Tomo 40 Gb para los más pobres del barrio, no de spirit, sino de dólares, donde unos son los que viven y sonríen llenos de hope, y los otros los que tienen el trabajo de hacernos creer que no lo son.

 

Miles de inviernos llegaron y partieron.  Lluvias que aumentaban su sonido sobre el old techo de zinc.  Muchas moon llenas se dieron la tarea de erase la oscuridad del firmamento para avivar el nocturno escenario de la life.   Cuántas stars han parpadeado  en complicidad con mis pensamientos.

 

Hubo otros actores, new obras, otros barrios, donde la clase social se arañaba por lucir privilegiada, sin conseguir ser nada, ni nadie, simplemente sánduche o intermedia, ni de arriba, ni de abajo.

 

Guardo 20 Gb para el mañana.    Ahí guardaré mi futuro. El blue raid  será infalible, leyendo los detalles que mi cabeza pudiere dejar pasar. Los proyectará sin sombras, para eso es un lector de doble capa, como tú y yo.  Doble máscara – double mask.

 

dibujo-azul-de-paulita(Tomado del libro Los días están contados de Luz Gabriela Rodríguez)

 

 

 

 

marzo 17, 2009

Fui a buscarla a su oficina y no estaba, avance hacia otros cubículos y tampoco estaba, salí del lugar y comencé la ardua tarea de localizarla a como de lugar sin conseguirlo.   Al ver mi consternación, otros se unieron en la búsqueda y juntos avanzamos hacia edificios cercanos, sin lograr nuestro cometido.  Simplemente nadie da razón de ella.

La señora de azul ha desaparecido…

Acostumbrado a distinguirla en el mismo lugar, años tras años, impecablemente vestida de azul de media noche y una que otra temporada de azul marino, lucía sobria, elegante, formal, dispuesta a asistir a una ceremonia, a un acto cualquiera, a una fiesta y hasta a un funeral. Ahora me resulta inverosímil su disipación, que no se me ocurre ninguna otra idea que indique su destino.

De seguro se trata de un secuestro express o algo parecido, o quizás alguna de esas modalidades que hoy acostumbran a hacer. No resistiría la idea de que se trate de una broma de mal gusto y le hayan cambiado su clásico atuendo azul a uno carnavalesco.

Han trascurrido varios días y la búsqueda sigue, aunque ahora hay algo de conformidad; los resultados continúan infructuosos y la esperanza de localizarla se aleja por completo.

Hoy volví a oficina. En su lugar está una señora vestida de colores diversos e incombinables que van desde el beige hasta el melón y el verde.  Creo que esta señora, vestida diferente, la absorbió hasta eclipsarla.

Luz Gabriela Rodríguez

Escritora Ecuatoriana

marzo 4, 2009

Cada época, presenta sus propias etapas y cambios.  Gracias a esos cambios,  se puede hablar con firmeza de la presencia femenina en todos los ámbitos. La literatura no podía ser la excepción y al momento existen importantes aportes femeninos a nivel local y mundial.  

Haciendo algo de historia, tenemos a finales del siglo XVIII, a Sor Juana Inés de la Cruz, quien encabezó el feminismo al escribir el Primer manifiesto feminista del nuevo mundo; en el siglo XIX, con su breve producción poética tenemos a Dolores Veintimilla de Galindo, Mercedes González de Moscoso y Sor Catalina de Jesús.  Voces poéticas que de acuerdo a la época, se permitieron hablar y luchar por sus derechos únicos e irrenunciables.  En el siglo XX, podemos citar a Juana de Ibarborou, Gabriela Mistral, quien  obtuvo el primer premio Nóbel de Literatura para América Latina.

 

Si hablamos específicamente de la mujer ecuatoriana, tenemos que en las últimas décadas, arremete con firmeza, manifestándose, no sólo en libros de poesías, sino en cuentos de niños, aventuras, narrativas diversas, o como críticas de textos ya conocidos, tal es el caso de la escritora Cecilia Ansaldo.

 

De ahí para adelante, somos muchas las mujeres que nos hemos propuesto, escribir textos de rebeldía, dolor, sumisión, ya sea de manera conservadora, rompiendo esquemas o lanzándonos al vacío en la búsqueda de otras dimensiones.

 

Ahora ya tenemos un camino andado.  Desde los años 80, hasta el momento actual, somos numerosas las narradoras, Bien podemos citar a Alicia Yánez Cossío, Sonía Manzano, Marítza Cino, Débora Zúñiga, Luz  Rosario Araujo,  Solange Rodríguez, Lola Márquez y muchas otras destacadas escritoras ecuatorianas.

 

Las más jóvenes vienen con ímpetu, lo positivo es que avanzamos y vamos conquistando, luchando por ser escuchadas y por ser publicadas.  

 

Un saludo especial para nosotras, en nuestro dia.

 

Luz Gabriela Rodríguez

Escritora ecuatoriana.

febrero 21, 2009

La cuarta obra de misericordia corporal

Experimente una grata satisfacción al verlo llegar al hospital.  Silencioso, reflexivo, visitando a un colaborador de la institución en el lecho del dolor.  Permaneció ahí, dejando a un lado su propia excelencia,  mostrando la virtud que nos ubica en la realidad y aprendiendo el auténtico valor de las cosas.

Lo vi orar por el prójimo, demostró que los enfermos nos acercan a Dios y que el único poder que Él le otorgó es la humildad y el amor a sus semejantes.

Si todos fuesen como usted, las cosas serían diferentes.

 

Usted no está sólo Señor Rector.

febrero 20, 2009

Y pasó lo que tenía que pasar… Resulta que la Mole no era de piedra. La cinta de su película marcó stop. Su luz se extinguió y partió en la gracia de Dios; su fortaleza espiritual lo elevó al infinito, más allá de los sueños, guardando el testimonial de un humo que asciende en busca del mar eterno, adonde sin duda alguna existe la felicidad perpetua.

Ahora disfruta en verdes praderas y hermosos riachuelos transparentes, se reconcilio con nuestro Divino Creador.

Hasta pronto Wilson.

febrero 13, 2009

LA MOLE ES DE PIEDRA…

La Mole es de piedra, de estructura rocosa, imbatible e increíble, se mueve, camina, habla, trabaja, tiene poderes, le gusta el mar, la pesca, el buen comer; de buena conversación, emprendedor, dinámico, que comenzó a tener popularidad después del taller de literatura breve que hizo en el 2008…

Es que yo no estoy describiendo a la Mole que es un superhéroe dotado de fuerza sobrehumana de los comics de los cuatro fantásticos de aspecto pétreo. Me refiero a Wilson, si Wilson Norero, el que trabaja en el CDP, en el área de compaginación para ser más precisos y a quien todos conocen como la mole.

Hoy yace en cama, el largometraje de su vida avanza con ligereza, resulta que esta perdiendo sus poderes y recobrando su vulnerabilidad, padece una grave enfermedad que poco a poco lo transformará.

Se ve afectado físicamente porque los rayos cósmicos espaciales y el humo estelar ya no le surten efecto. Abandona la salvaguarda del mundo y se consume.

Tenemos que ayudarlo. Oremos por él, por nosotros, por los cuatro fantásticos, por la nostalgia, por el afecto, por lo que viene.

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enero 14, 2009

A JENNY CHÁVEZ, LA VECINA DE LA

CASA CONTIGUA…

No era falta de atención a mi entorno, ni mucho menos, o tal vez algún día lo escuché y lo olvidé, pero cuando mi hijo me contó que la vecina había fallecido, recordé que se llamaba Jenny…

Fuimos al duelo; acostumbro ir a la hora en que deambulan las almas buenas, para no sentirme abatida. Me senté a discreción y en ese silencio absoluto que se da entre la muerte y la vida, fluyeron recuerdos fútiles.


…Era amable, saludábamos siempre, una coletilla trivial y ligera cuando algo ocurría cerca de nuestras casas, pero nada más. Cada cual en su mundo propio, creado de la puerta hacia adentro sin importar si eran infierno o gloria.


Ahí me enteré que había sido una persona de nobles sentimientos, una buena madre y para muestra, en estos momentos que parecen finales y simplemente son un hasta pronto, estaba rodeada de sus hijos, de sus pequeños nietos, de su familia. Oré por ella, pero más oré, por los que se quedan con la tristeza de no volver a verla.


Escuché que alguien dijo ser “su mejor amiga”, habló de las habilidades manuales que poseía y me enteré que quizás guiada por una premonición, hizo el último vestidito de navidad para su pequeña nieta, bordado en nido de abejas.


Hoy ya es tarde, Jenny levantó sus velas y nunca departimos una taza de café…

enero 5, 2009

La carta que si llegó a su destino…

Hace pocos años comencé a sentir en mi pecho algo así como una pequeña paloma que revoloteaba sin compás definido. Después supe que tenía una grave arritmia. Alguien dijo que era mi espíritu joven encerrado en un cuerpo equivocado, luchando por ser libre. Eso me agradó, así que en lugar de considerar la arritmia, adopté la idea de que es mi espíritu que se afana por salir y disfrutar de este mundo.
Sé que soy un poco bastante grande, pero aprovechando la llamada juventud de mi espíritu, decidí emprender esta aventura y cual leyenda de Harry Potter, deje que mi mente y mi imaginación levanten vuelo y permití que cabeza y corazón se inunden con la mágica inocencia de un chiquillo:
No hay vuelta atrás, creo que con ingenuidad, está decidido. En un inmaculado papel y con un bolígrafo de tinta azul llena de brillitos que tomé prestada del cuarto de mi hija, comencé a escribir. Tuve mucho cuidado, pues el uso excesivo del ordenador, le ha restado nitidez a mis rasgos caligráficos…
Cerré el sobre. Era el momento cumbre. Tenía que hacer llegar la carta. Sé que existen muchos caminos y formas para enviarla, pero cuál sería el más seguro? Qué me garantiza que llegará a su destino?
Pensé y pensé, Las opciones eran diversas, correo tradicional, avión, fax, diarios, mail, internet, blog, comunidades en internet, celular, mensajitos, no es visión futurista. Pensé tanto, que sin darme cuenta el reloj marcó casi las 11 de la noche del 5 de enero de cualquier año y aún no tomaba la decisión.
En estos momentos en que el tiempo apremia, la única forma rápida y segura de enviarla, era dejarla junto a mis zapatillas, bajo el árbol de navidad o junto al pesebre para que sea más fácil de encontrar y por si acaso, de acuerdo a la tradición, en una pequeña fundita, dejaría un agapé con tres minitangos de la Universal, tres bolas de chicle Kataboom de colores y tres manichos, todo de industria nacional…
Actué con rapidez, tiré los almohadones al suelo y me metí en la cama. Cerré los ojos y traté de conciliar el sueño pensando en lo extraordinario de la noche, mi espíritu luchaba por salir, pero la ilusión y la esperanza me hacían pensar que al siguiente día, todo sería perfecto, por lo que contando angelitos que retozaban en medio de borreguitos bicolores, sucumbí en el infinito.
Yo no pedí oro, eso está bien para el niño Jesús, para aclamarlo como el Rey de Reyes. Yo no pedí el aromático incienso que lo aclama como Dios, yo no pedí la mirra que reconoce a Jesús como hombre mortal, Dios, Rey y hombre. Sé que ellos protegieron al niño Jesús cuando Herodes pretendía asesinarlo y fueron guiados por Dios hasta el portal de Belén, a través de la Estrella de Oriente y eso es más que suficiente para creer en que cumplirán con mi petición.
Y vaya que fue una mágica noche, en mis sueños tuve una revelación, como en la fiesta de la Epifanía, vi pasar mi vida como una romería, yo iba en los camellos junto a los reyes magos, la fe era la estrella que nos guiaba y nuestra meta era llegar a Belén. Hubo una parte en la cual, la estrella palideció y perdí la dirección de mi vida, gracias a Dios fue algo temporal y la luz de la fe nos guió en el nuevo camino.
Desperté feliz, bajé saltando por las escalinatas, me puse las sandalias que estaban junto al pesebre, tomé el sobre y lo guardé dentro del baúl.

Esta carta si llegó a su destino.

Tomado de escritos de Luz Gabriela Rodríguez

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