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CARLOS CALDERÓN CHICO / PARTIÓ A LO ETERNO / Dejo FRUTOS / nos enriquecio a todos, al 2013.01.13.

domingo, enero 13th, 2013

ESPOL ICQA CSECT

«La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”.

– François Mauriac (1905-1970)

“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte”.

– Leonardo Da Vinci (1452-1519)

“Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta”.

– Proverbio

Difusión: 2013.01.13

CARLOS CALDERÓN CHICO /  PARTIÓ A LO ETERNO

por Jaime Véliz Litardo

 

«Inesperadamente, Carlos Calderón Chico, emprendió el camino  a la Eternidad, dejando vacía una cátedra muy importante en la vida local y nacional que resulta muy difícil de llenar, como lo es aquella referida a la promoción y difusión de temas culturales arios y de sumo interés, especialmente ecuatorianos y particularmente de carácter histórico.

 

Carlos Calderón Chico colaboró con la Escuela Superior Politécnica del Litoral en el Rectorado de Víctor Bastidas Jiménez, en e periodo 1997-2002 como Director de la Revista de la ESPOL.

 

El Máster Carlos Calderón Chico fue amante de los libros, cuyo contenido devoraba acumulando un acerbo cultural vasto y del más amplio espectro, lo que lo hizo un hombre de cultura exquisita, de charla fácil e instructiva. Que se caracterizó por la frontalidad de sus ideas, la firmeza de sus pensamientos y esencialmente por su actitud polémica que motivaba el análisis de los libros en debate.

 

Más de 40.000 textos poseía su biblioteca,  lo que lo hizo poseedor de la biblioteca privada más grande de Guayaquil, que nutriera con saber a miles de personas, conocidas de él o no, que acudían en pro de ayuda en trabajos de investigación histórica o de tipo humanístico, en general.

 

Calderón Chico colaboro con entidades de Cultura., creó revistas, asiduo participante en actos académicos de valor. Especial mención debe hacerse de su vinculación cultural con el Grupo Barricaña,  que, incuestionablemente, lo recordará por siempre.

 

Paz en su tumba.

 

Enviamos nuestra sentida nota de pesar a su distinguida familia, en particular, a su hijo Ángelo Calderón Salazar, distinguido colaborador de la ESPOL. Firma: Jaime Véliz Litardo y familia.

 

La comunidad ESPOL, dentro y fuera de sus predios se al PESAR de Ángelo.

 

Recogemos un registro para la historia de Diario El Universo de Guayaquil, ver:

 

El hombre que amaba los libros

Publicado en la REVISTA de EL UNIVERSO al 13 de Enero de 2013.

 Carlos Calderón Chico (1953-2013).

 

“Sus manos siempre estaban llenas de libros, al igual que su casa. Y en su cabeza habitaban ideas, palabras. En los encuentros con sus amigos y en su vida diaria, sus conversaciones giraban en torno a los libros, a la literatura, a la historia, a los acontecimientos culturales de Guayaquil y el país.

 

Carlos Calderón Chico, el hombre que siempre llevaba gruesos lentes, era un conocedor de esos temas, y lo que lo hacía diferente de otras personas, también eruditas, era que él compartía sus lecturas. Se interesaba porque los libros y los autores fueran conocidos por el público. Por ese motivo, organizaba conversatorios, paneles, mesas redondas y cuanta forma considerara propicia para esos propósitos. Barricaña fue, por años, uno de los lugares clave para esa difusión, por iniciativa suya y de Enrique Ponce.

 

Editor de diversas publicaciones culturales y profesor de secundaria y universitario, Carlos fue un verdadero activista en favor de la cultura. Y del libro nacional, de cuya actualidad estaba especialmente enterado. Había ideado modos para que así fuera. Tejió contactos a lo largo de los años.

 

La llegada del nuevo año, que los seres humanos festejamos con ilusión, porque la consideramos un preámbulo de nuevas realizaciones y oportunidades, nos sorprendió con una triste noticia: Carlos falleció el tercer día del 2013. Una diabetes le apagó la vida. La noticia circuló en redes sociales, luego en medios tradicionales y así, poco a poco, el Ecuador se enteró de esta partida (inesperada, sorpresiva).

 

La presencia de la muerte, pese a estar indefectiblemente ligada a la vida y ser lo único cierto de este mundo incierto, siempre nos devasta. Nos desarma.

 

Sus libros de conversaciones con personajes de la literatura como Adalberto Ortiz, Jorge Enrique Adoum y Alfredo Pareja Diezcanseco, o de la política, como Carlos Julio Arosemena Monroy, su biblioteca, quizá la más grande en manos privadas en Guayaquil y que era de puertas abiertas para quien quisiera consultarla, porque Carlos era generoso con sus libros, permanecerán como el legado de su paso breve, pero intenso, por la vida.

 

Recordaremos también su carácter vehemente, sus intervenciones, a veces cargadas de elogios y otras, de críticas implacables, con esa voz estentórea y frontal, que era como su señal de identidad. Así era Carlos: un hombre lleno de matices. Pero era, sobre todo, el hombre que amaba los libros. – Clara Medina (http://www.larevista.ec/cultura/libros/el-hombre-que-amaba-los-libros)

 

Por más: claramedina5@gmail.com

 

 

Finalmente,

 

«En vida hermano, en vida.

Si quieres hacer feliz

A alguien que quieres mucho..

DÍCELO HOY. SÉ MUY BUENO….

EN VIDA, HERMANO.

Si deseas dar una flor

No esperes a que se muera.

Mándala HOY, con AMOR….

EN VIDA, HERMANO.

Si deseas decir «Te quiero»

A la gente de tu casa,

Al amigo cerca o lejos….

EN VIDA, HERMANO.

No esperes a que se muera,

La gente para quererla,

Y HACERLE SENTIR tu afecto,

EN VIDA, HERMANO.

Tú serás muy feliz,

Si aprendes a hacer felices

A todos los que conoces

EN VIDA, HERMANO.

Nunca visites panteones

Ni llenes tumbas de flores,

Llena de amor corazones.

EN VIDA, HERMANO».

Ana Ma. Rabathé