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“Cuando desaparece la práctica de la justicia se viene al suelo el edificio social que llamamos nación”.
– Eloy Alfaro
(Montecristi, Ecuador, 25 de junio de 1842 – Quito, Ecuador, 28 de enero de 1912)
Difusión 2012.01.28.
Ecuador conmemoró hoy (2012.01.28) el centenario del magnicidio del ex presidente Eloy Alfaro con un solemne acto, al que asistieron delegados de Nicaragua y Venezuela y en el que la disuelta guerrilla Alfaro Vive ¡Carajo! (AVC) entregó la espada del líder que había sido robada en 1983.
En la ceremonia de entrega en la ciudad de Montecristi (Provincia de Manabí / Ecuador), en la que participaron el presidente Rafael Correa, el fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, Tomás Borge, y el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, AVC entregó las armas que robó en agosto de 1983 del Museo Municipal de Guayaquil.
“Alfaro está más vivo que nunca”
– Rafael Correa Delgado
«A pesar de que lo asesinaron hace 100 años, nuestro general Eloy Alfaro Delgado está más vivo que nunca, alumbrando, inspirando, empujando nuestra revolución ciudadana», declaró nuestro presidente, Rafael Correa Delgado, quien mantiene vivos los ideales del ex gobernante con el que tiene parentesco.
Rafael Correa Delgado agregó que «la hoguera bárbara del ayer se ha convertido en la aurora del presente» y destacó al «viejo luchador», al recordarlo como una figura radical, gestor de profundos cambios en Ecuador como la separación de la Iglesia Católica y el Estado, la participación de la mujer en la vida pública, la educación laica y la construcción del ferrocarril.
El editorial de El Universo al día de hoy, con titulo “El mejor homenaje” nos permite resumir la respuesta para nuestra juventud formula – muy valida, por cierto:
¿Qué mismo representa para nuestro convivir el Viejo Luchador, Don José Eloy Alfaro Delgado?
Editorial diario El Universo al sábado 28 de enero del 2012.
“Hoy se cumplen cien años de la trágica muerte de Eloy Alfaro Delgado, sus compañeros de lucha, los periodistas Luciano Corral y Ulpiano Páez-Serrano, su sobrino Flavio Alfaro y su hermano Medardo Alfaro.
A Alfaro le debemos la profundización en el respeto a los derechos civiles y políticos. La reivindicación de los derechos de la mujer. La separación de la iglesia y el Estado. La modernización de la sociedad ecuatoriana a partir de nuevas ideas e impulso a la educación. Su preocupación por el transporte y la comunicación. La búsqueda de la unidad nacional, plasmada físicamente en la terminación de la construcción del tren transandino. La abolición de la pena de muerte. El establecimiento de la igualdad ciudadana.
Incomprendido, combatido, envidiado, perseguido perdonó una y otra vez a sus enemigos que provocaron alrededor de cuarenta sublevaciones contra él.
Pero, sobre todo, Alfaro fue un defensor de las libertades de expresión, de imprenta, de palabra y revalorizó la autonomía de la conciencia humana.
Es mucho lo que le debemos y, por eso, el mejor homenaje que podemos hacerle es profundizar el conocimiento de su pensamiento sin deformaciones ni alteraciones”. Editorial Diario El Universo, ver enlace: http://unvrso.ec/0002S5K
http://blog.espol.edu.ec/vicenteriofrio/files/2009/06/jogos0002-no2-434-con-pie.jpg
Ahora del Calendario histórico del diario El Universo, al sábado 28 de enero del 2012, tomamos una publicación referido a El martirologio del Gral. Eloy Alfaro.
Eloy Alfaro Delgado cayó asesinado hace 100 años.
“Recordamos el fatídico episodio del 28 de enero de 1912, fecha cuando se consumó en Quito el crimen que segó la vida del líder liberal y ex mandatario de la nación, general Eloy Alfaro Delgado, quien cayó junto con su hermano Medardo, su sobrino Flavio, el periodista Luciano Coral y los militares Manuel Serrano y Ulpiano Páez. Entre los numerosos antecedentes que aceleraron la consumación del martirologio se mencionan la ambición y deslealtad de varios jefes liberales y la actitud abierta y soterrada de fuerzas políticas y económicas contrarias a los afanes transformadores alfaristas, que maquinaron incluso a la población para alcanzar sus oscuros propósitos.
Fue algo notorio que desde el derrocamiento del Viejo Luchador en agosto de 1911, la división del liberalismo se agudizó y tal situación la aprovecharon terceros para captar posiciones. Por la muerte del presidente Emilio Estrada, en diciembre de 1911, a pocos meses de ejercer su mandato, asumió como encargado del poder Carlos Freile Zaldumbide, respaldado por los generales Leónidas Plaza y Julio Andrade, pero no por Pedro J. Montero, que pidió el regreso de Eloy Alfaro al país, quien llegó el 4 de enero de 1912 y se empeñó en una tarea pacificadora que a la larga le resultó infructuosa.
Testimonio de esa rivalidad fueron los feroces combates entre las fuerzas del gobierno interino y las de los liberales simpatizantes del héroe manabita. En Huigra, Naranjito y Yaguachi las tropas leales a Eloy Alfaro sufrieron un mayor descalabro; la guerra civil que tendía a generalizarse cesó por la suscripción del Tratado de Durán (22 de enero de 1912), documento que hablaba de garantías a los jefes rebeldes hechos prisioneros. Lamentablemente todas las promesas resultaron falsas y uno de los primeros en caer asesinado fue el general Pedro J. Montero Maridueña, en Guayaquil el 25 de enero del aciago año.
El grupo de presos que encabezaba Eloy Alfaro salió por tren a Quito en la madrugada del 26. Cerca del mediodía del domingo 28, tras un tenso viaje, la máquina entró en la ciudad. Los prisioneros fueron llevados al Panóptico, en medio de actitudes hostiles y sospechosas del populacho, que bajo el comportamiento cómplice de las autoridades con los guardias de turno y sin dar tiempo a algún leal auxilio asaltó los calabozos. Así, la displicente masa asesinó, ofendió cadáveres y los arrastró por las calles quiteñas hasta llegar al parque El Ejido, donde les prendieron fuego. El escritor Alfredo Pareja Diezcanseco bautizó la vergonzosa masacre como la ‘hoguera bárbara’.
Una nutrida bibliografía de autores compatriotas relata los pormenores del luctuoso episodio en el que emerge la figura de Eloy Alfaro Delgado, el Viejo Luchador, como el mártir que dejó trunca su obra que siempre apuntó a la consecución del desarrollo nacional.
De igual manera, la revisión de los pasajes históricos echará luces sobre factores e intereses, y la actuación de autores, culpables y beneficiarios que consumaron el arrastre que enlutó las páginas de la memoria ecuatoriana”. El original ver en http://unvrso.ec/0002S45
Finalmente en esta entrada, una carta al Director del diario El Universo publicada el sábado 28 de enero del 2012 y enviada por José A. Balda Silva – Capitán de ultramar, Guayaquil y referida a Don Eloy Alfaro y sus avatares.
“¿Se han preguntado cómo se trasladaban el generalEloy Alfaro y su séquito a Guayaquil, desde Montecristi?
Se los diré, por tierra, desde Montecristi se dirigían a la población de Olmedo, pasando por Portoviejo y Santa Ana. Desde allí, por el cauce del río Puca, en canoa; y en el invierno avanzaban hasta su desembocadura en el río Daule.
Ellos se alojaban en la hacienda llamada La Estrella, que era de propiedad de la familia Avilés, luego se iban por el río Daule a la población de Balzar donde esperaban una embarcación a vapor para arribar al puerto de Guayaquil.
En época de verano, cuando el cauce del río Puca estaba seco, Alfaro seguía por el cauce, a caballo, hasta un sitio llamado Puerto Hacha; de allí seguía haciendo un cruce por tierra hasta frente a Balzar, donde lo esperaban sus seguidores. En esta población había frecuentes combates con los conservadores que venían de Babahoyo, resultando algunos muertos y heridos.
Hago este relato con ocasión de que se conmemora un siglo de la muerte del general Eloy Alfaro Delgado, expresidente de la República, y añado unas anécdotas que se suman a la historia de la revolución.
Me acuerdo en Balzar, de la casa de mis abuelos maternos situada en el centro del parque, tenía muchas perforaciones de balas en las paredes (igual, las casas de los vecinos), por los frecuentes combates que había entre los montoneros de Alfaro y los conservadores, que llegaban desde Babahoyo.
Yo escuchaba a mis abuelos contar que un señor boticario de Balzar, por muchos años, don Francisco Olivares, fue herido en la cabeza cuando se le escapó un tiro a uno de los soldados de los montoneros alfaristas.
El general Eloy Alfaro fue padrino de honor del matrimonio de mi abuelo materno, Antenor Simón Silva Marín (fue en vida mayor del Ejército; oriundo de Santa Rosa, El Oro) y de mi abuela Carmen Herminia Avilés Navas, oriunda de Balzar.
Mi abuelo acompañó al general Alfaro en sus ideales, nombrándolo este su secretario privado, edecán de campo del coronel Cornelio Vernaza, y corresponsal de guerra (luego desempeñó cargos diplomáticos en Europa).
Otra anécdota de tiempos de la revolución de Alfaro, fue cuando llegaron al nuevo Registro Civil los señores Ismael Pérez Pazmiño, doctor Arturo Serrano y mi abuelo para inscribirse, quienes testificaron entre ellos ante el registrador para obtener sus primeras cédulas de identidad; por cuanto la iglesia de Santa Rosa se había quemado con el libro de los registros de bautizos.
Espero que ojalá haya otros ciudadanos que sumen más relatos relacionados con vivencias del general Eloy Alfaro Delgado, el Viejo Luchador, al conmemorarse el centenario de la Hoguera Bárbara”. – José A. Balda Silva – Capitán de ultramar, Guayaquil. Tomado de: http://unvrso.ec/0002S3A
http://blog.espol.edu.ec/vicenteriofrio/files/2009/06/jogos0004-no2-434-con-pie.jpg
¿Qué mismo es el CSECT?, sírvase apreciar la siguiente entrada:
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